Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, nº 18
marzo de 2021 - agosto de 2021.
ISSN: 2313-9749 | ISSN en línea: 2683-9601
Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas

Silvana Ferreyra y Federico Martocci (eds.), El Partido Socialista (re)configurado: escalas y desafíos historiográficos para su estudio desde el “interior”, Buenos Aires, Teseo, 2019, 330 pp.


Juana Fortezzini

Universidad Nacional de Mar del Plata - Instituto de Estudios de Historia, Patrimonio y Cultura Material (IHEPAC), Argentina

El volumen expresa un recorrido historiográfico que comenzó a gestarse con la primera publicación que sistematizó, con una mirada global, la historia del Partido Socialista en Argentina. Nos referimos a El partido socialista en Argentina: nudos históricos y perspectivas historiográficas (2005), compilado por Hernán Camarero y Carlos Miguel Herrera, quienes también escriben el prólogo del volumen reseñado aquí. Diez años después, en 2014, como relatan los autores, la creación de la Red de Estudios sobre el Socialismo Argentino (RESA), expresaba la fecundidad de la línea de investigación abierta. Motivados por la relevancia que adquirió la pregunta por el socialismo en el interior del país, Silvana Ferreyra y Federico Martocci proponen, en su Introducción, redimensionar la historia partidaria en los términos de Gribaudi, es decir, ubicando el enfoque en una configuración de prácticas proyectadas sobre diferentes escalas. En la reflexión historiográfica de los autores el problema adquiere el rol de aglutinar la agenda de investigación, transformando la reducción escalar en una estrategia analítica que excede la noción de historia nacional compuesta por un mosaico de casos diferentes. En este sentido, y más allá del objeto de estudio que se trata en el volumen, los interrogantes que se formulan en relación a la representatividad de los recortes territoriales son un valioso aporte para la historia política en general.

La organización del volumen, en este marco, replica las ideas desarrolladas hasta aquí. Las secciones que lo articulan responden a problemas generales, mientras que cada autor despliega una estrategia particular en relación a dicha agenda. La primera, “La mirada capitalocéntrica: el debate desde la proyección territorial”, trabaja sobre las tendencias de crecimiento a largo plazo, signada por una crítica al considerado clásico capitalocentrismo de los estudios sobre el socialismo. Mientras que para Ricardo Martínez Mazzola la clave está en mostrar la construcción de una estructura partidaria nacional, Silvana Ferreyra propone colocar en un lugar secundario las preocupaciones por la representatividad del espacio a recortar y centrarse en el problema a indagar, mientras que Fernando Suárez apunta a demostrar la consolidación de una rama extracapitalina.

En “Del iluminismo a la política concreta: centros socialistas y prácticas socialistas”, los autores se proponen explorar prácticas partidarias concretas en territorios situados y su relación con narrativas pedagógicas y principistas que, en diferentes escalas, el PS desplegó sobre el territorio nacional. Si bien aquí se reúnen trabajos de escala local, cada capítulo corporiza una vía particular para tensionar el alcance de la mirada a ras del suelo. Gonzalo Cabezas y Roberto Cimatti abordan el espacio bahiense, haciendo foco en el verticalismo y rigidez de las normas estatuarias. Mientras que el primero detecta márgenes de autonomía que se generaron en la traducción de la estructura partidaria en el interior, Cimatti profundiza en el uso de la disciplina como estrategia en el marco de disputas personales. En una línea similar, Alex Ratto se sitúa en Rosario para preguntarse por el desarrollo marginal del PS a pesar de sus similitudes respecto de la Capital: la presencia de dirigentes nacionales ocupando candidaturas locales expresa la utilidad de observar la interrelación de escalas en función del problema. Finalmente, el artículo de Luciano Barandarián y Leonardo Fuentes y el de Karina Martina optan por develar una trama compleja que se hace manifiesta en un marco de excepcionalidad. En el caso de los primeros, la ruptura socialista de 1927 es observada desde dos espacios del interior bonaerense, Tandil y Ayacucho, para preguntarse por los efectos de un proceso que se pensó tradicionalmente desde la Capital. Martina, por su parte, explora las narrativas que se desplegaron para dar respuesta al devastador terremoto de Sampacho en 1934, develando enfrentamientos tanto a nivel local (entre un socialismo triunfante en las elecciones municipales y la Iglesia aliada con el conservadurismo, por ejemplo) como en su relación con el poder legislativo provincial y nacional.

Dentro de los hilos conductores, que hacen del volumen una expresión de incipientes pero consolidadas agendas de investigación, elegimos destacar la reflexión que se ofrece en torno al estudio de la cotidianidad. Por esta vía, la cotidianidad, lejos de entenderse como una categoría universal, se configura en función del contexto situado que se observa. En la misma línea, como planteara Jacques Revel en su metáfora fotográfica, las tramas sociales observadas a través de una óptica cercana revelan dinámicas inexploradas para las hipótesis generales. Así, la sección “Cultura, intelectuales y socialismo”, se dedica ya directamente a las redes de sociabilidad intelectual dentro del Partido Socialista y, por momentos, en sus proyecciones hacia afuera. Tanto el capítulo de Paula Laguarda y Federico Martocci como el de Héctor Daniel Guzmán parten de trayectorias culturales disruptivas, donde aquello que desde la historia general aparece como contradictorio en el contexto se desenvuelve cotidianamente, resignificando trayectorias y manifestaciones culturales. El primero aborda la obra del dramaturgo Pedro E. Pico a través de La novia de los forasteros y Palestina, en términos de refracción cultural en Bourdieu: las definiciones del interior que el autor formula en sus obras serán contribuciones a la construcción del mismo desde la Capital, donde reside más allá de su llamado destierro temporal en La Pampa. Guzmán, en cambio, indaga la trayectoria de Abregú Virreira, un boliviano nacionalizado argentino que, desde Santiago del Estero, resignifica el discurso socialista entramado con el indigenismo y las reivindicaciones agrarias de la zona. Finalmente, Andrés Bisso aporta una profunda reflexión historiográfica en torno a la relevancia de la autobiografía o de las memorias en su carácter de fuentes. Incluso el título anecdotario conduce al autor a enfatizar en la informalidad de la fuente, donde los objetivos analíticos se ven tensionados (y enriquecidos) por los sentidos que los propios actores asignaron a los eventos relatados. De tal manera, no sólo piensa sobre la importancia de las rutas de sociabilidad que conducen a las diferentes formas de adscripción al socialismo, sino que aporta también una aproximación a figuras relevantes a nivel nacional, como Américo Ghioldi, situado en un contexto cotidiano. Sucintamente, una dimensión que aparece propuesta, pero aún no profundizada, es el nexo que une a la segunda y tercera sección, es decir, cómo gestionaron las figuras del socialismo sus instituciones culturales, ya sea desde el efectivo ejercicio del poder público o no.

En línea con la estrategia que mencionábamos al principio, en relación al ordenamiento del volumen en función de problemas, el libro expresa una reflexión colectiva donde el objetivo de redimensionar el PS contiene un gesto historiográfico a la vez fundante, como apertura de una línea renovada, y revisionista, en tanto se propone discutir algunas nociones clásicas de la historiografía socialista. El epílogo escrito por María Liliana Da Orden expresa este gesto en una síntesis donde la historia social, la antropología, la microhistoria han conducido a una revalorización de los espacios locales, donde el locus de enunciación se ubica en las prácticas políticas situadas. La autora analiza la correspondencia de Nicolás Repetto con un enfoque relacional, para mostrar que las relaciones entre centro y periferia están signadas por una dinámica de reciprocidad. Esta dimensión se hace visible en el cuerpo del trabajo, ya sea en términos de acción política concreta al tensionar el clásico centralismo atribuido al PS o en una compleja red de sociabilidades donde la disciplina y el verticalismo expresarán márgenes de autonomía imposibles de observar en el nivel general. Así, a modo de conclusión, el volumen, fruto de dos días de intercambio durante un taller desarrollado en la Universidad Nacional de Mar del Plata, es un valioso aporte no sólo para su objeto particular, el Partido Socialista, sino también para una reflexión historiográfica que nos invita a pensar una historia de las izquierdas que, siguiendo el capítulo de Karina Martina, hace temblar las escalas.