Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, nº 21
septiembre 2022 - febrero 2023
ISSN 2313-9749
Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas

Ángela Vergara, Fighting unemployment in twentieth-century Chile, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2021, 245 pgs.


Carlos Alberto Álvarez
ORCID: 0000-0002-6589-8128  

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

Cita recomendada: Alvarez, C. (2022). Fighting unemployment in twentieth-century Chile (2021). Archivos De Historia Del Movimiento Obrero Y La Izquierda, (21), 192-194. https://doi.org/10.46688/ahmoi.n21.377

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Ángela Vergara es una reconocida historiadora chilena que ha abordado estudios sobre el mundo del trabajo y la desocupación durante el siglo XX en Chile desde diversas perspectivas, fundamentalmente la transnacional. Posee trabajos en torno a los obreros del cobre en Chile, las Company Towns y el impacto de la Gran Depresión en la región. Se desempeña como docente en California, Estados Unidos, por ello este libro está redactado en inglés y es publicado por la Universidad de Pittsburgh, constituyendo un importante aporte que viene a subsanar una vacancia historiografía en el campo.

El libro tiene por objetivo analizar el desempleo y la inseguridad laboral en Chile como problemática social entre 1910 y la década de 1970, reparando en las percepciones e interpretaciones que tanto obreros, el Estado y sus burócratas y legisladores fueron construyendo, así como las respuestas frente a ello que fueron coadyuvando a una versión particular de Estado de bienestar en Chile. El libro se inscribe dentro del campo de los estudios del trabajo, puesto que desde dicha perspectiva es que el desempleo adquiere su dimensión más relevante, ya que pone de manifiesto los límites de la democracia, los derechos sociales y la ciudadanía en Chile en su pedregoso camino hacia un limitado Estado de bienestar en el siglo XX. Así, el trabajo de Vergara dialoga y se inscribe con una amplia historiografía en torno a dicha problemática.

La autora parte de un diagnóstico, y es que los derechos laborales se han expandido significativamente en Chile durante el siglo XX hasta que el golpe militar liderado por Pinochet y la matriz neoliberal que lo acompañaba pusieron fin al ciclo. A su vez, afirma que el código laboral chileno de 1924 ha sido considerado uno de los más progresistas del continente por entonces; sin embargo, fue fundamentalmente urbano, discriminaba el empleo rural, no garantizaba derechos a la jubilación y no atendía al problema del desempleo. Es por ello que la autora postula que la marginal atención dada al problema del desempleo y la inseguridad laboral por décadas explican los serios límites que la protección social tuvo en Chile y las características que adoptó el Estado de bienestar allí.

Este estudio se inscribe en una perspectiva analítica transnacional, a partir de la cual la autora pone en diálogo y tensión la experiencia chilena con respecto a la de sus países vecinos, pero también con Europa. Ello le permite formular la hipótesis de que la preocupación por el desempleo ingresó a Chile por medio de los debates internacionales que ya venían teniendo lugar desde inicios del siglo XX y que, una vez creada la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1919, pasaría a ser agenda inmediata de dicho organismo. Por otro lado, la autora sostiene que el gobierno chileno fue proclive a suscribir todos los acuerdos y estándares internacionales en materia laboral, pero que los actores sociales locales no fueron receptores pasivos de dichos consensos, resistiendo o reformulando muchos de ellos, al tiempo que factores estructurales de la economía chilena dificultaban su aplicación y observancia.

El análisis desde la perspectiva social le permite adentrarse y observar cómo fue percibida y vivida la desocupación por los diferentes actores sociales, tanto desde una mirada obrera que entendía que la misma estaba pasando de estacional a estructural y ponía en riesgo la subsistencia de mediano y largo plazo; como la patronal y de las élites, tendientes a estigmatizar a los obreros desde estereotipos en torno a la vagancia o a su excesivo activismo. Desde el plano institucional, la autora reconstruye los vínculos entre las recomendaciones internacionales de organismos como la OIT y la pobre capacidad de aplicación al interior del estado chileno, al calor de los permanentes reclamos obreros por expandir la creación de trabajo industrial genuino.

La fuerte dependencia de la economía chilena en torno a una serie de productos exportables como el salitre puso en evidencia los regulares ciclos de desocupación que causaban los vaivenes internacionales entre 1880 y 1930. Esta matriz productiva se vería fuertemente impactada por tres ciclos de crisis: 1914, 1921-1922 y 1929-1933. En tanto el gobierno ensayó soluciones orientadas a sobrellevar la coyuntura adversa, los obreros bregaron por respuestas atentas a programas de seguridad social y seguros de desempleo que no sólo sortearan las crisis, sino que brindaran estabilidad laboral más allá de las coyunturas. Así, razones estructurales de la matriz productiva chilena, sumada a percepciones internas e internacionales sobre el desempleo, se van articulando en este libro para problematizar el mercado laboral y las relaciones de fuerza entre obreros, patrones y Estado en torno al problema del desempleo y la inestabilidad laboral.

El libro se compone de tres partes con siete capítulos y un epílogo, los cuales se organizan de forma cronológica. Los dos primeros capítulos que integran el primer apartado problematizan el surgimiento del desempleo como preocupación pública, tanto en Chile como a nivel internacional, ocupando las dos primeras décadas del siglo XX. Este recorrido presenta los debates en torno a una definición del desempleo entre las experiencias de la Conferencia Internacional del Desempleo en 1910 y el nacimiento de la OIT en 1919. En el segundo capítulo se adentra en las primeras experiencias de acción estatal en torno a las crisis del salitre entre 1914 y 1921 en las cuales más del 50% de los obreros de dicha industria quedaron desempleados.

El segundo apartado, compuesto por los siguientes tres capítulos, se adentra en la coyuntura de la Gran Depresión, analizando las políticas de bienestar ensayadas por el gobierno a pesar de la inestabilidad política reinante, el default económico del país y las luchas obreras por mejorar su situación. Durante esta etapa, la autora rescata las experiencias de los comedores populares, políticas de protección del consumidor a partir de regulaciones de salarios mínimos, así como el rol de los agentes estatales que desempeñaron sus tareas en el terreno.

Finalmente, el tercer apartado desarrolla en dos capítulos y un epílogo la experiencia de los años 1940 a 1960, fuertemente marcados por la experiencia del Frente Popular liderado por Pedro Aguirre Cerda hasta su muerte en 1941 y la posterior coyuntura de posguerra e incipiente industrialización de Chile. El epílogo trasvasa los años 60 para presentar las dos siguientes décadas signadas por la experiencia neoliberal, la represión pinochetista y el desmantelamiento del endeble estado de bienestar que se había tratado de construir en más de 50 años de luchas y políticas públicas.

Con un manejo amplio de fuentes, que van desde documentos oficiales nacionales e internacionales hasta prensa obrera y partidaria, la autora logra enhebrar la compleja trama que permite restituir las luchas obreras a ras del suelo, así como las acciones estatales y patronales, en relación con el contexto internacional. A su vez, al trasvasar los límites de la temporalidad propuesta en el libro hacia atrás y hacia adelante, logra incorporar el problema de la inseguridad laboral y el desempleo en el más amplio ciclo de formación de la clase obrera chilena en el cambio de siglo hasta el cierre abrupto y violento que supuso el proceso dictatorial que terminó con el gobierno de la Unidad Popular y sus políticas de consolidación de un Estado de bienestar. La disponibilidad de fuentes pone en evidencia y permite comprender la desproporción que por momentos algunos períodos tienen con respecto a otros, pero sin afectar el análisis como conjunto. Sin lugar a dudas, desde un abordaje original y bien articulado, el presente libro constituye un valioso aporte de relevancia historiográfica que resulta iluminador para pensar no solo la realidad chilena, sino también la de la región.