Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, nº 23
noviembre 2023 - febrero 2024
ISSN 2313-9749
Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas

Contra los celos. Una mirada anarquista en clave transnacional


Nadia Ledesma Prietto

Universidad Nacional de La Plata - La Plata, Argentina
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
nadialedesmaprietto@yahoo.com.ar
ORCID: 0000-0003-1112-7210

Resumen: Este trabajo se propone analizar, desde una dimensión transnacional, un tópico particular en relación con la sexualidad y el amor libre presente en el movimiento anarquista: el problema de los celos. Para ello, se focaliza en el estudio de las intertextualidades entre distintxs referentes del anarquismo, haciendo hincapié en la circulación de ideas y conexiones desde y hacia Argentina. La prensa vinculada con el anarquismo individualista y, particularmente, una obra del médico anarquista Juan Lazarte sobre los celos, conforman el corpus documental que nos permite evidenciar cómo la crítica al monopolio sexual no estuvo desvinculada de la lucha contra el Estado y el capital.

Palabras clave: anarquismo – celos – transnacional – psicosociología

Título: Against jealousy. An anarchist look in a transnational key

Abstract: This paper aims to analyse, from a transnational dimension, a particular topic related to sexuality and free love present in the anarchist movement: the problem of jealousy. To do so, it focuses on the study of intertextualities between different anarchist referents, emphasising the circulation of ideas and connections to and from Argentina. The press linked to individualist anarchism and, particularly, a work by the anarchist doctor Juan Lazarte on jealousy, make up the documentary corpus that allows us to show how the critique of sexual monopoly was not unrelated to the struggle against the state and capital.

Keywords: Anarchism – Transnational – Jealousy – Psychosociology

Recepción: 18 de mayo de 2023. Aceptación: 9 de agosto de 2023

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En el Río de La Plata, desde fines del siglo XIX, las ideas anarquistas se propagaron a través de la fundación de bibliotecas e imprentas organizadas por las sociedades obreras.1 Muchas de estas ideas se llevaron a la práctica y fueron precursoras en varias temáticas de la vida social, aun cuando en el presente, a menudo, se borre su marca ideológica. Particularmente, la sexualidad, los vínculos sexoafectivos, las prácticas sexuales, el acceso al placer sexual, han sido temas debatidos y difundidos, tempranamente, a través de diarios, revistas y libros alrededor del mundo (Barrancos, 1990; Bellucci, 1990; Baigorria, 2006; Ledesma Prietto, 2016; Fernández Cordero, 2017). El análisis de la circulación de estas ideas por medio de las redes transnacionales, escala que se ajusta a la dinámica del movimiento, nos invita a recrear una trama de vaivenes que, por momentos, como una cinta de Moebius, cuesta distinguir dónde comienza o acaba.

En este trabajo nos interesa indagar sobre un tópico específico: los celos. Aunque los debates sobre este tema, en particular, no ocuparon tantas páginas como el amor libre –al menos en la producción editorial–, este axioma, intrínsecamente, conllevó pensar en los celos tanto para justificarlos como parte del amor o, en general, para criticarlos como signo de dominación y propiedad sobre las personas, particularmente del dominio de los varones sobre las mujeres (Baigorria, 2006). Unión libre, amor libre, camaradería amorosa, amor plural o maridaje comunal fueron conceptos y prácticas que generaron polémicas en las páginas de distintas revistas y periódicos anarquistas, por caso, la establecida en la revista Estudios de Valencia entre la pedagoga anarquista brasileña María Lacerda de Moura (1897-1945) y Émile Armand (Andrés Granel, 2008).

Desde Argentina, quien participó en las redes transnacionales de saberes sobre la sexualidad fue el médico anarquista Juan Lazarte (1891-1963). A lo largo de su trayectoria, realizó análisis sobre diversos temas tales como el federalismo, el capitalismo, el gremialismo, la medicina social, la guerra, la reforma universitaria, entre otros. Sin embargo, su obra, ciclópea y heterogénea, tiene un continuum: la preocupación por la difusión de los conocimientos sexuales. El médico establecido en San Genaro, Santa Fe, desde los años 20 del siglo pasado publicó artículos en periódicos y revistas editadas desde Buenos Aires, Valencia, Orleans, y escribió libros, reeditados en Francia, Brasil y España, dedicados al estudio del matrimonio, el control de la natalidad, la prostitución y el problema de los celos. Aquí, nos enfocaremos en esta última cuestión por medio del análisis de su obra Psicosociología de los celos (1940) que, hasta el momento, no ha sido examinada ni puesta en relación con otras elaboraciones sobre el tema en el horizonte anarquista como las de Emma Goldman (1869-1940) y Émile Armand (1872-1962), por ejemplo.

Si bien en las últimas décadas se han multiplicado los abordajes sobre las ideas y prácticas anarquistas de las primeras dos décadas del siglo XX que, principalmente, avanzan sobre la dimensión cultural, en el campo historiográfico continúa predominando un interés en su perfil gremial, vinculado fundamentalmente a la agencia libertaria en el movimiento obrero como se observa en la recopilación bibliográfica realizada por Lucas Domínguez Rubio (2018). Nuestro trabajo intenta contribuir a los aportes que abordan la dimensión cultural del anarquismo que se interesa, particularmente, por las ideas y prácticas vinculadas a la sexualidad desde una perspectiva de género, sin que sea excluyente ese aspecto de la problemática proletaria y de la propia organización del movimiento obrero (Fernández Cordero, 2018). Así, entendemos que se puede recrear una imagen más completa/acabada sin caer en dualidades, jerarquizaciones (Butler, 2000), atendiendo a las imbricaciones entre los sistemas sociales de opresión que son coextensivos y que nos permiten realizar un aporte a la interpretación del movimiento (Falquet, 2022).

El análisis sobre los celos elaborado por Lazarte, además de contribuir a estos debates, nos permite reconstruir circulaciones y vínculos transnacionales de ideas y personas, por ejemplo, entre él, Armand y América Scarfó (1912-2006), como veremos en el primer apartado. Luego, por medio del análisis de las intertextualidades explícitas e implícitas en la prensa anarquista local e internacional, examinaremos cómo se construyeron, argumentaron y debatieron las ideas sobre los celos y, por último, cómo se posicionó Lazarte respecto de estas, cuáles fueron las reapropiaciones, elaboraciones, novedades y debates que planteó desde la psicosociología.

Lazarte-Armand-Scarfó. Conexiones, traducciones y redes anarquistas

Para comenzar a indagar y reconstruir las redes transnacionales respecto de las ideas sobre los celos, comenzaremos por situar a Lazarte en el movimiento anarquista a partir de repasar algunos puntos de su trayectoria.2 Nacido en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, Lazarte fue estudiante del pedagogo anarquista Julio Barcos (1883-1960), autor de la obra pionera Libertad sexual de las mujeres (1921); según Diego Abad de Santillán, esa obra tuvo alguna influencia en él. Ávido lector, según sus compañeros de ideas, en su juventud se caracterizó por “un individualismo violento”, movilizado por las ideas de Mijaíl Bakunin, Friedrich Nietzsche, entre otros. En 1916, viajó a Nueva York a estudiar en la Universidad de Columbia con el Dr. Thomas Morgan, especialista en genética, y participó de las campañas por el control de los nacimientos llevadas adelante por Margaret Sanger.3 Cuando Estados Unidos declaró la guerra a Alemania y dispuso el registro obligatorio de varones para alistarlos en el ejército, Lazarte regresó a estudiar medicina en la Universidad Nacional de Córdoba.4

Esta etapa es la que más se destaca en su itinerario, porque formó parte del movimiento de reforma universitaria –lo encontramos retratado en la foto emblemática–, en el sector más radicalizado, vinculado a los que sus opositores denominaron “anarco-bolcheviques” por apoyar la Revolución Rusa (Doeswijk, 2005; Bustelo y Domínguez Rubio, 2017). Participó de la fundación de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) y dirigió su órgano de prensa, la Gaceta Universitaria (Bustelo, 2015). Rápidamente se desilusionó del movimiento de Reforma y, en los años 20, lo encontramos participando en la Unión Sindical Argentina (USA) y la Alianza Libertaria Argentina (ALA) (Ceruso, 2018) y, una vez recibido, se instaló en la localidad de San Genaro, provincia de Santa Fe. Desde aquel momento, comenzó a publicar artículos en distintos periódicos obreros y revistas culturales y, más tarde, luego del golpe de Estado que redefinió posiciones y alianzas en el movimiento, conformó la Agrupación Libertaria de Rosario en 1932 (Grunfeld, 2000; Lescano, 2019) y participó en el II Congreso Anarquista Regional de la República Argentina que dio lugar, unos años después, a la fundación de la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA) en La Plata, reunión a la cual también asistió (Benclowicz, 2020).

Durante la revolución y guerra civil española, además de su intervención como articulista en distintas revistas y diarios, participó del Consejo General de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), cuya delegación local fue impulsada por la FACA (López Trujillo, 2005) y luego del triunfo del fascismo se ocupó de recibir exiliados y ubicarlos en la provincia de Santa Fe.5 En los años 40, formó parte de la Unión Socialista Libertaria de Rosario fundada en mayo de 1946 y, luego, de la Federación Libertaria Argentina de Rosario. En el ámbito gremial participó de la creación de la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) en 1941 y fue director de su revista desde 1951 hasta su muerte (Ledesma Prietto, 2018).

Después del golpe de Estado de 1955, fue convocado por las nuevas autoridades de la Universidad Nacional del Litoral a presentarse al concurso para la cátedra de Introducción a las Ciencias Políticas y Sociales, cargo que ocupó desde 1956 hasta su fallecimiento.

En lo que coincidían referentes del anarquismo de aquellos años, antes y después de su muerte, era en subrayar la preocupación de Lazarte por el estudio y la difusión de los conocimientos sobre la sexualidad y era reconocido como una autoridad en educación sexual, con una gran biblioteca en varios idiomas sobre el tema (Abad de Santillán, 1964, p. 9). Incluso, por sus ideas emancipadoras, se lo ubicó –junto con Julio Barcos– “como uno de los pilares ácratas del feminismo moderno” (Rama y Cappelletti, 1990, p. XLVIII). Asimismo, su colega y compañero de ideas Manuel Martín Fernández, en la reseña que realizó de la obra que nos interesa abordar aquí, resaltó “sus grandes conocimientos en sociología, psicología, sexología, medicina y biología; lo sabemos íntegramente revolucionario y profundamente sincero”.6

Otra dimensión para resaltar de Lazarte y su obra es su carácter transnacional, particularidad que se extiende a todo el movimiento anarquista (Migueláñez Martínez, 2012, p. 2). Al mismo tiempo, el caso de Lazarte representa muy bien lo que Raymond Craib (2017) conceptualiza bajo el término “anarquista sedentario” para referirse a trayectorias que, si bien no se han desplazado y la mayor parte de su vida permanecieron en el mismo lugar, participaron de redes y vínculos transnacionales. Lazarte participó en la conformación de redes transnacionales, debatió y compartió saberes, casi sin moverse de su lugar, siendo las visitas de lxs compañerxs y el correo postal su vía de contacto con el mundo. Por caso, debatió con los médicos ácratas españoles Isaac Puente (1896-1936) y Félix Martí Ibáñez (1911-1972) en las páginas de la revista Estudios (Valencia). Fue colaborador de distintas revista y periódicos: L’en Dehors (Orleans), Tierra y Libertad (México), Cénit (Toulouse), El Sol (Costa Rica),7 entre otros. Gran parte de su obra se publicó en España a través de la Editorial Tierra y Libertad; en Francia, a través de la editorial L’en Dehors, y en Brasil, por medio de la Editorial Minha Livraria. Es decir, Lazarte era una voz reconocida en relación con los tópicos vinculados a la sexualidad y se evidencia, específicamente, en el alcance de su obra, editada e incluso traducida y citada en otras regiones.

Ahora bien, luego de esta selectiva presentación de la trayectoria de Lazarte en la cual nos detuvimos en su militancia política y el reconocimiento por parte de colegas y camaradas no sólo de su rol militante, sino también de su rol intelectual y, particularmente, su interés por la sexología, nos enfocaremos en las redes transnacionales respecto del tópico a indagar. Para distinguir los hilos de la trama que unen a Lazarte, Armand y Scarfó en la urdimbre anarquista, tenemos que situarnos unos años antes de la publicación del libro de Lazarte, concretamente, en 1928, y trasladarnos a Orleans, Francia, donde se editaba el periódico L’en Dehors (1922-1939), dirigido por Armand, en el cual este último difundió sus ideas sobre una nueva ética sexual y el anarquismo individualista (Ronsin y Manfredonia, 2000).

El 3 de diciembre de 1928, Scarfó le escribió una carta al “camarada É. Armand” pidiendo su opinión sobre las críticas que recibía por parte de camaradas por vivir un amor libre con Severino di Giovanni. La misiva se publicó en L’en Dehors a fines de enero de 1929, bajo el título “Una experiencia vivida”, firmada por Josefina A.S. y, a continuación, por pedido de ella, Armand publicó su opinión. La primera traducción, al menos la que hemos encontrado hasta el momento, se publicó en el libro Severino Di Giovanni: el idealista de la violencia, de Osvaldo Bayer (1998), quien relató el contexto que originó la carta. Luego, Osvaldo Baigorria la publicó en la compilación El amor libre. Eros y anarquía (2006), donde también se difundieron textos de Armand. Si bien en ambos trabajos se tradujo completa la carta de Scarfó, no fue así con la respuesta de Armand. Por ello, resulta interesante reproducirla traducida aquí, no solo para el análisis, sino para su difusión:

Camarada: mi opinión no importa en este asunto, ya que me aseguras que sabes lo que haces ¿Estás de acuerdo íntimamente con tu concepción personal de la vida anarquista o no estás de acuerdo? Si estás de acuerdo, ignora los comentarios e insultos de los otros y continúa tu camino. Nadie tiene el derecho de poder juzgar tu forma de conducirte, aun en el caso de que la esposa de tu amigo fuera hostil a esas relaciones. Toda mujer unida a un anarquista (o viceversa) sabe muy bien que no deberá ejercer sobre él o sufrir de parte de él una dominación de cualquier orden. En cuanto a las críticas de las que eres objeto, no me sorprenden. Las sufrirías aquí, si estuvieras en Francia. La gran mayoría de los que se llaman anarquistas todavía tienen que aprender a no hacer ninguna diferencia, desde el punto de vista de su libre ejercicio, entre el amor y las demás manifestaciones de la actividad individual o colectiva. Esto no les impide censurar, condenar a quienes piensan diferente a ellos. Hagamos como si no existieran, amemos como nos plazca, combinemos nuestros afectos, si el corazón nos lo dice, y riámonos de sus anatemas. No podemos culpar a las personas que no han roto con el pasado... solo podemos compadecerlas y eso es, para terminar, lo que te aconsejo que hagas.8

Según Scarfó, la opinión de Armand era de su interés porque había leído muchos artículos y compartía varios de sus puntos de vista. En la prensa anarquista local, las ideas de Armand sobre la “camaradería amorosa” y “los celos”, en particular, se difundieron en medios vinculados al anarquismo individualista como el periódico Ideas, de La Plata (1917-1932), Antorcha (1921-1932) y Culmine, de Buenos Aires (1925-1928). También, se publicaron artículos en el periódico El carpintero y el aserrador (Buenos Aires, 1924-1926), traducidos por Manuel Costa Iscar (seudónimo de Antonio Fabiacién).9 Su obra Amor libre o sexualismo subversivo se ofrecía a 0,40 ctvs. en la librería de Alianza Libertaria Argentina, en la cual participaba Lazarte, junto con las obras de Emma Goldman La tragedia de la emancipación femenina y Amor y matrimonio, y el libro Feminismo racional de Alexandra David, entre otros.10 Por lo tanto, podemos decir que estas ideas sobre el amor, los celos y la sexualidad se difundieron en la prensa proletaria tempranamente. Sus destinatarixs eran lxs trabajadorxs que, con esos medios, podrían conocer, compartir y debatir estas ideas y llevarlas a la práctica en sus vínculos afectivos o sexo-afectivos. En este sentido, como señala Dora Barrancos (1999), las pautas de moral sexual de las mujeres trabajadoras, específicamente en el período de entreguerras, eran más flexibles y las reglas se rompían fácilmente. De igual modo, Pablo Ben, en su estudio sobre la moral sexual de las clases populares en Buenos Aires durante las primeras décadas del siglo, sostiene que “la cultura sexual y de género de las clases populares gozaba de una relativa independencia respecto de los discursos elaborados desde el Estado y desde la Iglesia” (Ben, 2014, p. 110).11 El movimiento anarquista, si bien las posiciones sobre aquellos temas no eran unánimes e incluso podemos pensar que la tendencia individualista fue la que más se preocupó por ponerlas en debate, en esa tarea de difusión también desplegó una estrategia pedagógica con pautas libertarias que intentaban modelar una moral sexual que alcanzara a la población en general y a sus sujetos políticos, la clase trabajadora, en particular (Ledesma Prietto, 2022).

Las ideas de Armand, además de circular a través de traducciones de sus artículos y libros, llegaban sin intermediarixs a través de su publicación L’en Dehors que se distribuía en la región por medio del periódico Ideas. De igual modo, Armand estaba interesado en la prensa anarquista americana, y en 1929 solicitó canjes por medio del periódico Afirmación (1928-1930). Este conjunto de publicaciones todavía no ha sido analizado de manera integral dado que, como señala Sebastián Stavisky (2020), hasta el momento no hay un estudio sistemático que explore el desarrollo del anarquismo individualista en Argentina. La sistematización de las conceptualizaciones de Armand respecto de la camaradería amorosa llegó a su punto cúlmine, según Francis Ronsin, con la publicación en L’en Dehors del 10 de julio de 1924 del estudio “Cómo concebimos la libertad del amor”, luego publicado en formato folleto. Ronsin sostiene que “esta interpretación «contractual» de la camaradería amorosa constituye sin duda el principal argumento teórico esgrimido por Armand para incluir sus tesis en el campo del individualismo anarquista” (Ronsin y Manfredonia, 2000, p. 4).

Aquí nos interesa destacar tres artículos traducidos y publicados en la prensa local que, imaginamos, estaban entre aquellos que mencionaba haber leído Scarfó en su carta y que se vinculan con el tema de este trabajo. Los dos primeros se publicaron en el periódico Ideas (de La Plata), en 1926: uno, en julio, titulado “Amor plural”;12 y el otro, en septiembre, titulado “El amor en libertad. La lucha contra los celos”.13 En “Amor plural” aparece una nota de redacción en la cual se señala la fuente del escrito, el folleto “Amor en libertad” de reciente aparición, y se hace hincapié en la poca difusión de estos temas en “el ambiente subversivo” y en los efectos de su lectura que, señalaban lxs editorxs, “despertará entre los compañeros la discusión de aspectos de un problema, quizás el más difícil, de nuestro ideal”.14 En ese escrito, Armand responde a una mujer quien, supuestamente, le solicita su consejo pues ama a dos personas. Al igual que en la respuesta a Scarfó, el autor señala que no deben importarle los consejos ajenos, sino guiarse por su propia experiencia, “decidiendo por uno mismo”. Desde su experiencia, en quien es “capaz de amar pluralmente, el espíritu es menos estrecho, la visión es menos reducida que en aquellos en que el amor se fija exclusivamente sobre un solo ser”. Estos problemas, según Armand, no se producirían si los vínculos se establecieran entre “individualistas conscientes”.

En el segundo artículo, Armand se centra en tres problemas a resolver que giran alrededor de tres interrogantes: “¿Qué son los celos?”; “¿Por qué los celos y la concepción anárquica de la vida son antinómicos?” y “¿Cuáles son las condiciones éticas necesarias para que los celos desaparezcan?”. Para responder el primero, Armand pone el acento en la “necesidad de dominio” y la “monopolización” y realiza un paralelismo entre el amor como “monopolio de los órganos sexuales táctiles, de la piel y del sentimiento exclusivo del otro” y el monopolio estatista, patriótico, religioso y capitalista. Para el segundo interrogante, con discurso directo e interpelativo sostiene que “la noción de monopolio es en tal forma arquista que de por sí, en el terreno del amor se halla en las antípodas de la idea anarquista de la vida. ¿Qué puede haber de anarquista en el monopolio de los labios, de los senos, de la vagina de la mujer o de la verga del hombre?”.15 Ante esta contradicción, señala que en el medio anarquista no existen los celos porque quienes lo conforman “han comprendido que en el amor, como en todas las demás cuestiones, es la abundancia la que aniquila los celos y la envidia”.16 Para cerrar, atendiendo al último interrogante, propone su perspectiva de amor libre, la camaradería en todos los órdenes, incluso en el amor: “todos a todas, todas a todos”.

En el tercer artículo seleccionado, “La camaradería amorosa”, publicado en 1927 en el periódico Culmine —escrito en italiano y dirigido por Di Giovanni, compañero de Scarfó— aparece desarrollada aquella idea.17 Hasta el momento, no hemos encontrado otra versión de este texto. Podríamos pensar que fue un envío de Armand a pedido de Di Giovanni, dado que no se aclara la fuente y solo aparece su firma, a diferencia de otro artículo del autor publicado en el mismo número en el que se indica la referencia de la obra. En el texto, Armand apunta contra el Estado y la Iglesia que se oponen al amor libre porque la búsqueda de placer sexual, sostiene, no beneficia la procreación y “el Estado necesita de carne de cañón así como carne de trabajo. Y la Iglesia necesita la carne que se presta a la credulidad”.18

Estas ideas, como mencionamos, difundidas a través de la prensa vinculada al anarquismo individualista circularon tempranamente, casi sin demoras, y fueron traducidas y publicadas, en la mayoría de los casos, sin intermediarixs; dado el contacto directo entre aquel y lxs camaradas de Buenos Aires. Ahora bien, ¿cómo se entrelaza la trayectoria de Lazarte para armar el tríptico relacional con Armand y Scarfó? Por un lado, uno de los hilos está conformado por la intertextualidad: en el estudio sobre los celos de Lazarte las citas a la obra de Armand son recurrentes como así también a otros autores, como el anarquista Gérard de Lacaze Duthiers (1876-1958), asiduo colaborador de L’en Dehors y L’Unique (1945-1956). Por otro lado, los vínculos son directos, personales. Dado que Lazarte formó parte del proyecto de Armand, lo encontramos en la lista de colaboradores de L’en Dehors. Solo hemos encontrado un artículo, publicado bajo la autoría del Dr. Jean Lazarte en 1933: “Un aspecto reciente de la Revolución sexual”.19 Este artículo había aparecido por primera vez en octubre de 1931, en la revista Metrópolis. De los que escriben para decir algo (Buenos Aires, 1931-1932) y, más tarde, en la revista Estudios de Valencia, en febrero de 1934.20 Ese mismo año, Lazarte publicó su obra Limitación de los nacimientos. Contribución al estudio de los problemas sexuales, de la editorial Nervio, que incluía este artículo como uno de los capítulos del libro.

América Scarfó también publicó en L’en Dehors cuatro números después que Lazarte, donde narró lo sucedido con Di Giovanni y su hermano Paulino Scarfó bajo el título “Nuevos detalles sobre la tragedia de Buenos Aires”.21 El contacto entre Scarfó y Lazarte era directo, su obra Psicosociología de los celos fue el primer trabajo que publicó Americalee, editorial a cargo de Scarfó y su compañero Domingo Landolfi, vinculada a la revista Hombre de América Fuerte y Libre (1940-1945) en cuyo Comité de Dirección participó Lazarte. Ahora bien, ante este tríptico relacional, surgieron algunas preguntas ¿Cuánto influyó la experiencia de Scarfó en la decisión de inaugurar la editorial en 1940 con una obra sobre los celos, además de su afinidad con las ideas de Armand y de este con ella y Lazarte? ¿Cómo circularon las ideas de Armand en la región del Río de La Plata? ¿Cómo llegan las ideas de Lazarte a L’en Dehors?

Estos interrogantes han sido los impulsos para avanzar en la pesquisa de las redes transnacionales, la circulación de ideas y la construcción de saberes sobre la sexualidad. Hasta aquí, hemos planteado algunas respuestas posibles y, a continuación, avanzaremos sobre el análisis de la obra de Lazarte teniendo en cuenta las intertextualidades con Armand para la construcción de sus argumentos, los puntos de acuerdo respecto de las ideas de Emma Goldman sobre los celos y, por último, el alcance del análisis de los celos desde la “psicosociología”

Lazarte-Calverton-Goldman. Influencias, lecturas y circulación de ideas

El trabajo de Lazarte sobre los celos, como mencionamos, fue la obra inaugural de la editorial Americalee, en noviembre de 1940. Fue la primera de un trabajo editorial que se extendió por más de dos décadas y que, en distintas colecciones, publicó autorxs clásicxs del anarquismo, pero no exclusivamente (Ferrer, 2011). Por ejemplo, luego de aquel primer volumen, se anunciaban como próximas ediciones El paso de ganso de Upton Sinclair, Extranjeros en su tierra de Octavio Rivas Rooney, y La liberación del trabajo de Jorge Friedrich Nicolai, este último maestro de Lazarte. La editorial ofrecía sus servicios en la contratapa de la revista Hombre de América… y destacaba que no sólo se encargaba de todas las etapas de edición, sino también de su distribución.

Un mes después de la salida del libro de Lazarte, en diciembre, apareció en la revista la reseña a cargo del médico anarquista Martín Fernández, quien también tenía una columna en la revista sobre temas vinculados a la sexualidad y un consultorio de “problemas psico-sexuales” (Ledesma Prietto, 2012b). Además de resaltar la autoridad de Lazarte para hablar de este tema, señala que estaba al tanto de que el trabajo le había llevado varios años y “por ello sería la mejor obra con que podíamos iniciar la empresa editorial de Americalee”.22 Por medio de las citas textuales, a las cuales va nombrando como “verdades” aportadas por el trabajo, el médico anarquista destaca las contribuciones del estudio para pensar el monopolio económico y sexual de las instituciones como la familia y el matrimonio a partir del análisis de bibliografía, documentos, casos periodísticos, la propia observación y experiencia como médico. Entre las coincidencias con las conclusiones a las que llegó su colega, Martín Fernández subraya: “Creemos, como él, que es justamente allí, en la desnaturalización que hace este sistema de la función sexual en acción social, donde está una de las causales más importantes de los celos”. En este sentido, destaca el carácter subversivo de Lazarte al señalar nuevas formas de convivencia –más libres– para romper con los mandatos sociales y, así, estar “en armonía con la naturaleza psico-sexual de la especie”.23 Para dimensionar el aporte de Lazarte al análisis de los celos, comparó su obra con otra sobre el mismo tema: Psicogenia de los celos, del psiquiatra español Antonio Abauza, partidario de Izquierda Republicana que, en 1939, se exilió en México. Según Martín Fernández, el trabajo de Lazarte era más completo pues ponía el acento en los “factores sociológicos” al abordar el problema desde la psicosociología, cuya referencia era la obra de Víctor Francis Calverton (1900-1940) quien, a partir de una crítica del psicoanálisis, intentó conjugar freudismo y marxismo de manera independiente y paralela, incluso antes que en Europa (Wilcox, 1989).

Calverton era un escritor y crítico literario estadounidense vinculado a la izquierda radical, que acuñó el término psicosociología para designar una nueva ciencia que evidenciara que, “los problemas sexuales no son únicamente problemas del individuo, sino problemas de la vida de esos grupos determinados por la naturaleza de la lucha social” (Calverton, 1953, p. 45). Entre sus trabajos se destaca Sex and Civilization (1929), obra que compiló junto con Samuel D. Schmalhausen y que, más tarde, en los años 40, Lazarte tradujo y publicó para la colección “Eros” bajo su dirección (Bellucci, 2020; Ledesma Prietto, 2022). Lazarte se posicionó desde esta perspectiva para exponer que no solo las cuestiones individuales, biológicas y psicológicas afectan los problemas sexuales.

Al igual que Lazarte, Calverton se vio influido por la obra del sexólogo Havelock Ellis (1859-1939). Según su biógrafo Leonard Wilcox tenía un contacto directo y “en su prefacio a Expresión sexual en la literatura, Calverton atribuye a Ellis el mérito de haberle hecho comprender que la «ilustración del sexo» se fomenta examinando la expresión sexual en términos sociales y antropológicos” (Wilcox, 1989, p. 10). El sexólogo fue una referencia reiterada en las intervenciones de Lazarte y la relevancia de su obra se evidencia, además de las citas, en que él fue quien publicó por primera vez sus obras completas traducidas en la colección “Eros” de la Editorial Partenón (Ledesma Prietto, 2022). Otra influencia en las elaboraciones de Calverton fueron los trabajos de Bronislaw Malinowski, “que a la vez fomentaba un relativismo cultural en materia de sexo y parecía poner de relieve –por contraste con la permisividad sexual de las sociedades primitivas– la represión sexual burguesa” (Wilcox, 1989, p. 10). En este sentido, Emma Goldman, quien compartió con aquel el ambiente intelectual de Estados Unidos, recurrió a una comparación similar entre pasado y presente para hablar sobre los celos, retomando a otros autores:

Un argumento muy sólido contra los celos se encuentra en los datos de historiadores como Morgan, Reclus y otros, sobre las relaciones sexuales entre los pueblos primitivos. Cualquiera que conozca sus obras sabe que la monogamia es una forma sexual muy posterior que surgió como resultado de la domesticación y la propiedad de las mujeres, y que creó el monopolio sexual y el inevitable sentimiento de celos. (Goldman, 1998, p. 217)

Esta comparación también fue utilizada por Lazarte, citando los estudios de Malinowski y Alexander Goldenweiser, para argumentar, al igual que Goldman, contra los celos:

aun existiendo en los grupos primitivos y salvajes, no actúan los celos como en la civilización. Apenas se les puede comparar, y ello es debido a la moral más o menos respetada, en armonía con las costumbres. En tal sentido, los salvajes pueden todavía en su sencillez enseñar a los civilizados la mínima importancia de tales fenómenos emocionales en la vida sexual y en el matrimonio. (Lazarte, 1940, p. 37)

Estas ideas estaban en sintonía con las teorías evolucionistas de la época; como señala Carla Hustak para el caso de Goldman, cuando esta describe la intensidad de sus sentimientos hacia Ben Reitman:

recurrió a la figura racializada y evolutiva del “primitivo”, refiriéndose a “la locura de un amor primitivo salvaje y bárbaro”, Goldman situó el “amor primitivo” como una fuerza contraria a la civilización, que se alineaba con la llegada de la propiedad privada y las formas burguesas de matrimonio. (Hustak, 2012, s/n).

Otra referencia en común que aparece en las elaboraciones de Calverton y Lazarte es Sigmund Freud. Ambos realizan una apreciación crítica de las teorías del “padre del psicoanálisis”. Particularmente, en la obra que analizamos aquí, Lazarte cuestiona la teoría del complejo de Edipo, la composición de la muestra a partir de la cual hace sus observaciones y la dificultad de realizar generalizaciones sin tener en cuenta el contexto cultural, la época, coincidiendo con las teorías de la psicoanalista Karen Horney (1885-1952), quien tempranamente cuestionó las ideas de Freud (Araque Hontangas, 2010). Según Ariel Martínez y Luisina Bolla (2020, s/p), “el foco principal de su crítica fue la idea freudiana de la envidia del pene, que desempeña un papel clave a la hora de determinar el destino de la niña”. Además de adherir a este planteo, Lazarte compartía con Horney la idea de diferenciar los celos infantiles de los celos de la etapa adulta, al contrario que Freud. La intertextualidad con la psicoanalista era explícita y en varios apartados recurrió a las citas textuales de la obra de Horney para apoyar sus argumentos. En este caso, introduce la cita diciendo: “Ha dicho con razón Horney” (Lazarte, 1940, p. 29). El cuestionamiento a la “envidia del pene” que hace Lazarte, apoyándose en los planteos de Horney, se focaliza en poner en duda el origen de los celos en las mujeres. Según el médico anarquista, Freud

cree a la mujer más celosa que al hombre y a sus celos producidos por la envidia de la niña a la posesión del pene del muchacho, que culmina en el deseo de ser un niño. Envidia proyectada hacia otras edades, de donde las transformaciones de estas ideas de posesión son la base de futuros celos. (ídem, p. 115)

Asimismo, retomando el acento de la autora en las “diferencias en las condiciones de vida de hombres y mujeres” (ídem, p. 117) que afectan el desarrollo de los celos, Lazarte argumenta que las diferencias se deben a “razones biológicas, sociales e individuales” y a “la condición económica e inferioridad en que se encuentra la mujer” (ibídem). También realiza objeciones a la elección de los casos observados, para él “lo más probable es que el material corresponda a un grupo de enfermos mentales, neuróticos, no a personales normales” (ídem, pp. 115 y 116).

Con este bagaje intelectual, Lazarte conformó una mirada sobre los celos desde la psicosociología para abordarlos como un problema social. La influencia de las ideas de representantes de la izquierda radical en Estados Unidos y las referencias compartidas con Goldman evidencian las redes y la circulación de saberes en las que participaba Lazarte y a partir de la cuales realizaba sus propias elaboraciones.

Psicosociología de los celos

Lazarte inicia su estudio sobre los celos acudiendo al mismo recurso que Armand utilizó en su trabajo “La lucha por la libertad sexual”, traducido de manera parcial en Ideas y de manera integral en La Revista Blanca de Madrid del 30 de agosto de 1935. Allí, Armand sostiene que “ocuparse del problema social y olvidar los estragos y la repercusión de este terrible azote social que son los celos sexuales en la humanidad me parece un ilogismo”. Luego, enumera varias razones para apoyar su argumento. En primer lugar, señala la cantidad de víctimas por año a causa de los celos –“de mil a mil doscientas” en Francia— y sostiene que “si la proporción es la misma fuera de Francia, son de 40 a 50.000 víctimas las que este aspecto de la locura inmolaría anualmente”. Este dato lo construyó sobre la base “de diversos periódicos diarios de distintos países para el período 1927-1928”.24 Lazarte realizó el mismo relevamiento, pero en el espacio local:

En el año 1936 sucedieron en la República Argentina 741 delitos o “dramas pasionales”, muertes, traumatismos, quemaduras, heridas, etc., etc. –según confesión y declaración– por los celos u odios en ellos originados. (Lazarte, 1940, p. 11)25

Este dato lo construyó a partir del relevamiento de la información de cuatro diarios: Crítica (de Buenos Aires), La Capital (de Rosario), Los Andes (de Mendoza) y La Voz del Interior (de Córdoba). Es decir, al igual que Armand, entendía que la cantidad de muertes era un indicador de la gravedad y extensión del problema que no era solo individual, sino social. Aquí hay dos cuestiones interesantes a señalar. La primera cuestión es que Lazarte citó textual el dato de Francia en nota al pie, pero mencionó a Gérard de Lacaze Duthier como el autor del artículo publicado en L’en Dehors. En la cita, además de los números, se detallaron las formas de asesinar mostrando el “catálogo de los suplicios infligidos a los seres que los celosos afirman amar con un amor sin rival” (cit. en Lazarte, 1940, p. 12). La segunda cuestión a destacar es la elaboración de datos propios, aunque esto no era excepcional: en sus diversos trabajos Lazarte realizó entrevistas y encuestas para respaldar su argumentación. En esta obra también realizó una encuesta a 63 personas para saber más sobre los “celos justificados” en casos de “infidelidad”. En particular, quería indagar sobre las “reacciones afectivas” frente a estos. Señala que la muestra estaba compuesta por varones y mujeres “de todas las clases, maestros, profesionales, obreros, empleados, agrarios”. Los resultados arrojaron que 53 personas no se habían separado y seguían juntas; 10 habían decidido separarse. En todos los casos, aclara, tenían hijos y “siempre dieron lugar a toda clase de escenas de violencia de larga duración e intensidad” (Lazarte, 1940, p. 77). Con relación a las mujeres, constató “mayor tolerancia, mayor intensidad y subsistencia de todos los fenómenos pasionales anexos que acompañan las celopatías” (ibídem). Para Lazarte, si no se aceptaba la situación, la solución para este tipo de celos era el divorcio y la separación, “camino natural y honesto sin llegar al delito o crimen pasional” (ídem, p. 76).

Los celos, señala el médico, son la “expresión de la propiedad sexual”, un problema generado por el matrimonio y las instituciones sexuales (ídem, p. 43). Por ello, sostiene que “si la vida sexual, social e individual fuera libre, gran número de celos no existirían como tales” (ídem, p. 79). En este punto, aunque la intertextualidad no es manifiesta, podríamos conectar estos conceptos con las elaboraciones de Goldman sobre los celos, quien tempranamente sostuvo que, con el amor “encadenado y estrecho, no es de extrañar que los celos surjan” (Goldman, 1998 [1912], p. 219) e hizo hincapié en el vínculo entre los celos, la propiedad y las instituciones:

Y justo cuando la Iglesia y el Estado vieron el sexo monopolizado como la única forma de asegurar los lazos maritales, ambos han justificado los celos como el arma de legítima defensa para la protección del derecho de propiedad. Ahora, mientras la mayoría de la gente ha superado la legalidad del sexo monopolizado, no ha superado sus hábitos y tradiciones. Por eso, han sido tan cegados por el “Monstruo de Ojos Verdes”, como sus vecinos conservadores en el momento en que sus posesiones están en juego. (ídem, p. 217)

Sin embargo, como señalan Hustak (2012) y Susana Sueiro Seoane (2019), cuando conoció a Ben Reitman en 1908 Goldman cayó presa del “monstruo de ojos verdes” y se enfrentó a contradicciones porque Roitman tenía vínculos sexoafectivos con otras mujeres. En una de las cartas que analiza Sueiro Seoane, Goldman dice:

Mítines, conferencias, lucha por la libertad de expresión, no significan nada para mí, ahora que mi amor, mi vida, mi paz, mi propia alma, están mutiladas. Trabajar contigo, mientras tuve fe en tu amor, significó el gozo más dulce de toda mi vida. Esto puede explicar mi total desilusión y abandono de mi amor por ti. Puede explicar también por qué yo, la mujer que ha sido tratada con respeto por amigos y enemigos, se arrodilló y rogó, imploró, suplicó… No tengo derecho a llevar un mensaje a la gente cuando no hay mensaje en mi alma. No tengo derecho a hablar de libertad cuando yo misma me he convertido en una abyecta esclava del amor (cit. en Sueiro Seoane, 2019, p. 64).

En este sentido, son interesantes los abordajes desde la perspectiva de las emociones que, por un lado, conceptualizan la crítica de los celos “como el carácter emocional de un orden social capitalista y patriarcal” (Hustack, 2012, s/n). Por otro lado, entienden el amor libre más “como una emoción vivida” que “como proyecto antagónico al matrimonio jurídico y la moral burguesa” (Ascaso, 2021-2022, p. 38). Con ello, contribuyen a examinar las contradicciones, cambios y heterogeneidades de los que el problema de los celos es un buen ejemplo. Lazarte advierte sobre los “procesos emocionales” implicados en los celos y destaca que estos y sus consecuencias tienen como fin beneficiar “al matrimonio y a las instituciones sexuales”. Según el médico,

Los dramas infunden temor y miedo, y la amplia publicidad que los diarios expanden, obedece no sólo a artificios comerciales del periodismo, sino a una necesidad psicológica de las masas y al principio de conservar la mística de las uniones legales, en las cuales queda la mujer en amplia y reconocida inferioridad. (Lazarte, 1940, p. 14)

Incluso, teniendo en cuenta los códigos penales latinoamericanos –y el de Argentina en particular–, el adulterio fue penado hasta 1995. Hasta ese momento, señala Barrancos, “el adulterio […] significaba que se tutelaran bienes jurídicos diferentes según cada uno de los sexos; en el caso de las mujeres comportaba una lesión al honor que debía castigarse, pero en relación a los varones se refería a cuestiones patrimoniales” (Barrancos, 2007, p. 261).26 Es decir, los delitos contra el honor “atenuaban la responsabilidad del cónyuge que matara a la esposa si se la hallaba en flagrante «delito» de adulterio” (Barrancos, 2011, p. 29). Esta cuestión fue puesta de relieve por Lazarte para denunciar que la ley no hacía nada para disminuir los celos, sino que, al contrario “suele hacer al celoso más fuerte […] en algunos casos, los alienta. En los códigos existen artículos favorables que justifican –por emociones violentas– los crímenes del hombre” (Lazarte, 1940, p. 14).

Goldman también abordó esta cuestión pero desde una crítica al punitivismo. Para ella, “los celos están obsesionados con la posesión y la venganza. Están acorde con todas las leyes punitivas sobre los estatutos que se adhieren a la barbárica noción de que una ofensa, que es a menudo simplemente el resultado de los males sociales, debe ser adecuadamente castigada o vengada” (Goldman, 1998 [1912], p. 216).

Respecto de la infidelidad y el amor, en su estudio el médico rosarino se pregunta: “¿Qué derechos se tienen y en qué se fundamentan, para exigir una eternidad en asuntos tan complicados y frágiles como el amor?” (Lazarte, 1940, p. 60). Recordemos que, diez años antes, se había publicado la carta encíclica Casti Connubii (1930), del Papa Pío XI, la cual proponía una defensa del matrimonio cristiano y se ocupó de la denatalidad, el aborto y los métodos anticoncepcionales y su influjo en los sectores de poder fue extendido (Vallejo y Miranda, 2014). Para Lazarte, el amor y el sexo “son asuntos humanos y por ende demasiado pasionales y pasajeros” (Lazarte, 1940, p. 60).

En sintonía con los planteos de Goldman –quien como cura propone, en primer lugar, renunciar al monopolio de las funciones sexuales tanto de esposos como esposas para contrarrestar el monopolio sexual–, el galeno apunta al monopolio económico y, en concordancia con el ideal anarquista, presenta la socialización como solución:

Rara coincidencia es que, en esta época de los monopolios económicos, se cimenten los sexuales en los estrechos marcos de la familia (de un tipo). Tal sistema monopolístico habrá que liquidarlo, socializándolo su fuera posible. Advertimos que, en este terreno, socialización no quiere decir ni libertinaje ni prostitución, ni la renovación de las uniones patológicas e incompletas por cierto de los donjuanes burgueses o de las mesalinas millonarias, sino emoción, sensualidad sana, natural y normal, beneficiosas y aquietantes para el individuo y creadoras de grandes actividades sociales. Abrir caminos de mayor libertad, comprensión y tolerancia, con lo cual la destrucción del monopolio de la vida sexual será un hecho. (Lazarte, 1940, pp. 80-81).27

Por último, la educación sexual era para Lazarte una herramienta para “los problemas sexuales y pasionales”. En cuanto al problema de los celos en particular, sostiene que “la acción educadora modificará completamente la ética, en la cual se funda los celos […] y sus resultados descongestionarán algo los conflictos eróticos y patológicos (en parte) del alma del hombre y la mujer modernos” (Lazarte, 1940, p. 153).

Cierra su trabajo seleccionando algunos tipos psicológicos de celosos que aparecen en obras de teatro y novelas a modo de ejemplo, como El estupendo cornudo de Fernando Crommelynk, un capítulo de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, y un fragmento de Otelo: el moro de Venecia de William Shakespeare. Además, elige tres personajes “acelosos”: Don Juan Tenorio, Enrique Federico Amiel y Jacobo Casanova de Seingalt, para mostrar casos fuera de la norma.

Conclusiones

En este trabajo nos propusimos abordar una trama de conexiones y redes para seguir cada uno de los hilos y examinar los cruces, puntos de confluencia, ideas y referencias compartidas para analizar una obra en particular que aborda un tema que tiene múltiples aristas.

Varios tópicos quedan por puntualizar en relación con el análisis de los celos desde una mirada anarquista, aquí hemos seleccionado algunos que nos permiten abordar tres cuestiones interconectadas. Por un lado, las redes transnacionales en las cuales participaba activamente Lazarte, aportando una mirada desde la región sur del mundo que no sólo reproducía ideas, sino que también las reelaboraba y las situaba al construir datos teniendo en cuenta el contexto local. En este sentido, la reconstrucción de los vínculos entre Armand y Scarfó y entre ellxs y él nos acerca al anarquismo individualista difundido por la prensa proletaria en la cual, como advertimos, las cuestiones del amor, la sexualidad y los vínculos no estaban en segundo plano ni apartadas de las luchas contra el capital y el Estado. Asimismo, la vertiginosa circulación de ideas por medio del trabajo editorial, las traducciones y los intercambios muestran un universo dinámico –en el cual el correo postal ocupó un rol central– más allá de las primeras décadas del siglo XX.

Por otro lado, el análisis de las intertextualidades manifiestas e implícitas respecto de los celos revela cómo se construyeron las conceptualizaciones y se conformaron los argumentos, evidenciando convergencias e influencias. Con ello, se contribuye a una complejización del posicionamiento anarquista, colocando en el mapa una coordenada más alejada, más al sur, para el análisis del movimiento en general, pero de estas ideas en particular sobre la sexualidad que, hasta el momento la historiografía estadounidense y europea no han tenido en cuenta, aún cuando tienen los recursos más a mano. En este sentido, situar a Lazarte en el horizonte anarquista junto con Goldman y Armand, vincularlo con las ideas de lxs críticxs de la perspectiva freudiana desde la mirada de la psicosociología, tiene como propósito, además, mostrar que la transnacionalidad que caracteriza al movimiento y la conformación de estas redes e intercambios de ideas queda desdibujada de las historiografías circunscriptas a los límites del Estado y a los centros de poder. Por último, el estudio de estas ideas desde una perspectiva transnacional que tenga en cuenta las imbricaciones entre los sistemas sociales de opresión intenta aportar nuevas preguntas que nos permitan sortear jerarquizaciones y dualidades, abriendo surcos de libertad en el pasado y así contribuir a las luchas del presente.

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1. Agradezco los comentarios y sugerencias del comité editorial y la lectura minuciosa de Adriana Valobra y Nicolás Chaves. Este trabajo forma parte del PICT- 2019-03978 “Anarquismo y ciencia sexual. Producción y circulación de saberes transnacionales a través de los proyectos editoriales, 1930-1950”. Investigadora responsable: Nadia Ledesma Prietto.

2. Al año siguiente de su fallecimiento, ocurrido el 19 de julio de 1963, sus compañeros Diego Abad de Santillán, Ángel Cappelletti y Ángel Invaldi –médico y compañero de la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA)– publicaron una semblanza en formato folleto titulada Juan Lazarte. Militante social, médico, humanista, a cargo del Grupo Editor de Estudios Sociales de Rosario, donde recrearon ciertos aspectos de su trayectoria política y social. Una biografía clásica, representativa de lo que François Dosse denomina la edad heroica, en Mastrángelo (2011).

3. J. Lazarte, “El contralor de los nacimientos”, El Libertario, nº 52, 1° de diciembre de 1924, p. 2.

4. Mastrángelo (2011) señala que el pasaporte de Lazarte tiene como fecha de salida el 15 de septiembre de 1917.

5. Por ejemplo, los médicos Juan Cuatrecasas, Juan Rocamora y Emilio Mira y López recibieron la ayuda de Lazarte y se instalaron en Santa Fe durante un tiempo entre 1937 y 1944. Para más información sobre este tema, consultar Díaz-R. Labajo (2016).

6. M. Martín Fernández, “Psicosociología de los celos”, Hombre de América Fuerte y Libre, 7, diciembre de 1940, p. 35.

7. Agradezco este dato a José Julián Llaguno Thomas.

8. É. Armand, L’ en Dehors, 151, fines de enero de 1929, p. 7. Agradezco a Indi Valobra, Rosario Gómez Molla y Luisina Bolla el asesoramiento y la asistencia en la traducción.

9. Sobre Costa Iscar y el despliegue del anarquismo individualista en Buenos Aires, consultar Stavisky (2020).

10. El Libertario, 54, 25 de marzo de 1929. p. 4.

11. El autor indica que esta hipótesis es difícil de comprobar si, como lo hace gran parte de la bibliografía sobre el tema, solo se analizan fuentes provenientes de espacios de poder; en cambio, si se utilizan otro tipo de fuentes, como las producidas por las clases populares, es más factible acercarse a la vida cotidiana (Ben, 2014).

12. Ideas, año VIII, nº 164, 1 de julio de 1926

13. Ideas, año IX, nº 168, septiembre de 1926.

14. Nota de redacción (1926), Ideas, año VIII, nº 164, s/p.

15. Ideas, año IX, nº 168, septiembre de 1926.

16. Ídem.

17. É. Armand,La camerateria amorosa”, Culmine, 1927, 23, p. 4.

18. Ídem. Subrayado en el original.

19. Jean Lazarte, “Un aspect récent de la Révolution Sexuelle”, L’en Dehors, año 12, nº 250-251, marzo de 1933, pp. 44-45.

20. Sobre la presencia de Lazarte en Estudios, consultar Jiménez-Lucena y Molero-Mesa (2014). Sobre los vínculos de Lazarte con los médicos españoles Isaac Puente y Félix Martí Ibáñez, consultar Ledesma Prietto (2012a).

21. A. Scarfó, “Nouveaux détails sur la tragédie de Buenos Ayres”, L´en Dehors, año 12, nº 250-251, marzo de 1933, s/p.

22. Martín Fernández, ob. cit.

23. Ídem.

24. É. Armand, “La lucha por la libertad sexual”, La Revista Blanca, año XIII, nº 345, 30 de agosto de 1935, p. 834.

25. A principios del siglo XX, la escritora y librepensadora María Abella Ramírez cuestionó el concepto de “drama pasional”: “Cuando ocurran los mal llamados dramas pasionales, en los que, con el mentido pretexto de los celos se ejercen ruines venganzas sobre indefensas mujeres, la justicia, como medio de evitar el abuso, descargue sobre el criminal todo el peso de la ley” (Abella Ramírez, 1965, p. 15).

26. María Abella Ramírez, en su “Programa Mínimo de Reivindicaciones Femeninas”, también apuntó contra la penalización del adulterio, pero desde otro lugar: “Suprimir la prisión por adulterio, pues este puede considerarse un delito de amor, y se ha dicho que por amor no se castiga” (Abella Ramírez, 1965, p. 15).

27. Es interesante señalar que Lazarte cita de manera textual parte del estatuto de la Asociación Internacional de Combate contra los Celos sexuales y el exclusivismo en el amor, asociación ideada por Armand que tenía, según Ronsin y Manfredonia (2000), integrantes de Argentina.